Sobre la sobreprotección y sus efectos perniciosos
La psicóloga clínica María Jesús Álava habló de los riesgos de la sobreprotección paternal para la evolución y autonomía de los hijos, y dio una serie de recomendaciones para evitarla, contribuyendo al desarrollo de habilidades y capacidades de los niños.
Experta en la materia, lleva más de 30 años dedicados a la psicología clínica, educativa y de empresa. Es especialista en coaching ejecutivo, recursos humanos, psicodiagnóstico y psicoterapia, y dirige el Centro de Psicología Álava Reyesy la empresa Apertia Consulting. En este centro trabaja junto a su sobrina Silvia Álava, experta también en la materia y autora del libro Queremos hijos felices.
María Jesús Álava, licenciada en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid y autora de numerosos libros de los que se han vendido cientos de miles de ejemplares, explicó a los más de 700 asistentes a la jornada que la sobreprotección consiste en no dejar hacer a los hijos aquello para lo que ya están capacitados.
Algo que tiene consecuencias sobre ellos, porque impide que adquieran una mayor autonomía, les hace desarrollar menos competencias emocionales y les vuelve menos seguros y probablemente más infelices. Se encontrarán con niños sin recursos, sin habilidades, más vulnerables, impidiendo que aprendan a tolerar las pequeñas frustraciones del día a día y fomentando que carezcan de la motivación y la autodisciplina suficientes para conseguir lo que quieren. Esperarán a que sea el adulto quien siempre les resuelva las situaciones y no desarrollarán sus propias estrategias.
Tres tipos de padres
Álava explicó que existen tres tipos de modelo educativo en los padres. El autoritario, que se caracteriza por una disciplina coercitiva, represiva, con una alta exigencia y escasa comunicación y expresión de afecto. El estilo permisivo, con poca consistencia en las pautas y normas, aunque con alta comunicación y expresión de afecto. Y el equilibrado, que tiene normas claras establecidas según la edad de los niños, con alta comunicación y expresión de afecto y una postura de firmeza en los padres.
Estos estilos educativos inciden en el desarrollo de las competencias emocionales de los niños. Según un estudio de Remedios González Barrón, Ana Ordoñez, Inmaculada Montoya y Carmen Mateu, de la Universidad de Valencia, los niños que percibían a sus padres con un estilo educativo equilibrado fueron los que desarrollaron un nivel más alto en su inteligencia emocional, mientras que el grupo de menor competencia emocional percibe a sus padres con el estilo permisivo. Y una conclusión: para el desarrollo de las competencias emocionales es importante que haya un clima de relaciones familiares de calidad.
María Jesús Álava recomendó a los padres aprovechar con su hijos el tiempo libre del que dispongan especialmente los fines de semana y no centrarse en aquello que no pueden hacer con ellos sino en lo que sí pueden hacer.
También advirtió de los efectos perniciosos de satisfacer sus necesidades en exceso: no dejar que se frustren, que sufran, que se queden sin algo que les guste o que luchen por sus objetivos será más perjudicial que beneficioso.
Recomendaciones para evitar la sobreprotección
1.Permitamos que el niño se enfrente a sus dificultades desde pequeño.
2.Debemos fomentar que aprenda a pensar por sí mismo.
3.Que haga actividades con otros niños en los que los adultos no estén siempre encima.
4.Es importante no darles todo lo que pidan. Estamos pagando, piensa Álava, vivir en una sociedad donde todo se les regala, lo que impide que den valor a las cosas primero y después a las personas.
5.Los niños tienen que tener con sus padres un vínculo que les aporte seguridad y estabilidad. Pero un vínculo sano, no de absoluta dependencia.
Recomendaciones para favorecer la autonomía
1. Los niños tienen que aprender a valerse por sí mismos, les gusta saber hacer las cosas ellos solos. Los niños poco autónomos son más inseguros y más infelices, y dependen en todo momento de sus padres, tanto en el plano emocional como para satisfacer sus propias necesidades. Son vulnerables, influenciables y dependientes de su entorno.
2. Es importante que los padres les muestren el valor del esfuerzo, de la constancia y del tesón. Hay que trasmitirles nuestra confianza, mostrándonos seguros ante sus posibilidades. Que note que sus padres creen en él, para que él crea que lo puede conseguir.
3. Establecer pequeños retos y objetivos que saben que sí pueden conseguir para que cada vez sean más autónomos. El adulto supervisará la acción del niño y le corregirá, propiciando que utilice el razonamiento. Se trata de educar niños responsables, autodisciplinados, que mantengan la constancia y luchen por conseguir sus objetivos.
4. Deben aprender a jugar solos, aunque en un primer momento los padres pueden dejarle el juego dirigido.
5. Las cosas de los niños, siempre que sean de la misma edad, las tienen que resolver entre ellos, sin que los adultos se metan en medio. Hay que ayudar a los niños a superar las situaciones, no solventárselas. Resolverles el conflicto es caer en la sobreprotección. Se impide que sean ellos los que desarrollen las habilidades necesarias para solventar sus dificultades y corremos el riego de que se conviertan en dependientes, incapaces de solucionar sus propios problemas en el futuro. Necesitan aprender y entrenar para lidiar con el resto de las situaciones conflictivas que se darán en las relaciones sociales a lo largo de toda la vida.
6. Los niños están preparados para hacer las cosas solos desde bien pequeños. No le des de comer; que coma solo aunque se le caiga.
No le vistas, aunque tarde más, que lo haga solo.
No lleves la sillita de paseo si ya tiene edad para no ir en ella.
Quítale al pañal cuando corresponde aunque en ocasiones se le escape.
El chupete es algo de bebés, un niño de tres años no debe usarlo.
Que desayune en taza, no en biberón.
Qué pueden hacer los padres
1.Hay que enseñarles a frustrarse, no facilitarles el acceso a todos los privilegios. Si aprenden que hay que ganarse las cosas se fomenta la cultura del esfuerzo.
2. Implicar a los hijos en la dinámica de casa.
3. Aunar criterios entre los padres, y adaptar también los patrones educativos también entre éstos y los profesores.
4.Darle importancia a la comunicación. No sólo se trata de hablarles, sino sobre todo de escucharles.
5.Dejar de sentirse culpables.Los niños aprenden por imitación, por lo que deben ver a los padres seguros y positivos.
6. Aprender a poner normas eficaces: en función de la edad de los hijos.
Diez recomendaciones a los padres para ayudar a los profesores
La implicación de los padres es uno de los cinco factores que más influyen en el rendimiento académico de sus hijos desde Infantil hasta Secundaria, según las conclusiones de un reciente estudio del Consejo Escolar del Estado.
Los expertos coinciden en que la actitud de los progenitores hacia el papel de la escuela, de los maestros y de la importancia de la educación escolar influye de forma importante en el comportamiento de sus hijos.
Eva Bach recomendó en su exposición diez reglas de oro que los padres deben seguir para remar en la misma dirección de los docentes de sus hijos y contribuir al éxito escolar de éstos:
1.La primera condición sine qua non para que los padres puedan contribuir a buen desarrollo de sus hijos en el colegio es depositar la confianza en sus profesores. Es el punto de partida para que no fallen las relaciones entre docentes y familia.
2.Debe haber también una sintonía en las motivaciones, sentimientos, objetivos y valores de ambos colectivos, profesores y padres. Si no pueden ser coincidentes completamente, al menos similares o compatibles.
3.Ambos deben tener claras las funciones de cada figura en la educación de los hijos. No padres no deben entrar a decir a los docentes cómo tienen que hacer su trabajo. Y de igual manera al revés, los profesores no han de decir a los padres cómo lo tienen que hacer.
4.En el mismo sentido, hay que respetar cada espacio. Todos deben enseñar a los niños que en colegio hay unas normas propias de la escuela, que son las que hay que seguir en ese ámbito. Con la familia, hay otras normas propias que deben ser las que primen en casa.
5.La comunicación entre profesores y padres debe estar caracterizada por la asertividad. Esto es, ha de ser afectuosa.
6. Los profesores menos brillantes también educan. Aunque a los padres puedan no gustarles a veces los docentes a nivel personal, deben confiar en que harán bien su trabajo y transmitirlo así a sus hijos, no dejando ver sus posibles diferencias. Como decía Paulo Coellho, "hasta un reloj estropeado acierta la hora dos veces al día", ejemplificó Eva Bach.
7. Hay que responsabilizar a los hijos. Hay que infundirles la idea de que es su responsabilidad llevarse bien con sus profesores. No enfrentarles, ni intervenir en sus relaciones a no ser que se esté dando un problema grave que afecte a los derechos esenciales.
8.Hay que procurar que se produzca un contagio emocional positivo de los padres a los hijos acerca de sus maestros. Destacarles los aspectos positivos de éstos con frases como "Tu nuevo profesor me gusta", "Me gusta de tu nuevo maestro que es…".
9.Los padres deben ser buenos aliados de los profesores. No de sus hijos en contra de sus docentes, sino de éstos en favor de sus hijos.
10.También es labor de los padres contribuir a restablecer el prestigio social de la profesión docente. Es la única profesión del mundo que ayuda a desarrollar y mejorar todas las demás.
El asombro, la curiosidad
La investigadora canadiense sobre educación infantil Catherine L'Ecuyer pronunció una conferencia sobre la importancia de mantener viva la capacidad de asombro de los niños, su deseo por el conocimiento, el espacio para el misterio, la curiosidad, la belleza y la contemplación en niños y jóvenes como palancas para ayudar a su aprendizaje y motivación.
El asombro es el deseo para el conocimiento, comenzó definiendo Catherine L'Ecuyer. En función de si respetamos el asombro de nuestros hijos serán niños más agradecidos, porque no darán todo por supuesto; capaces de apreciar la belleza; con mayor capacidad para percibir las sensibilidades de los demás; capaces de mayor esfuerzo, porque no dependerán del empuje de los demás; templados, porque no les habrán saturado los sentidos; contemplativos, porque ponderarán lo que ocurre en su corazón; y creativos, porque no serán conformistas.
Para conseguir esto, la experta en educación infantil dio a los participantes en la jornada una serie de recomendaciones con las que evitar además problemas habituales en su evolución educativa, como que no aprendan al ritmo adecuado y que no estén motivados, especialmente esto último entre los jóvenes.
Ideas para potenciar el deseo por el conocimiento de los niños
1.Los neurólogos y psicólogos, explica L'Ecuyer, son unánimes en las dos últimas décadas sobre que no se pueden hacer bien dos cosas a la vez, por lo que advirtió del problema de los niños multitarea, a los que definió como enamorados de la irrelevancia. Por ello, no es recomendable es escena cada vez más habitual de saturación a un mismo tiempo de actividades en el móvil, la tableta, el ordenador, etcétera.
2. Hay que respetar los ritmos de los niños y la etapa de la infancia. Los pequeños viven el presente, no piensan ni el pasado ni en el futuro. El asombro es no dar nada por supuesto, tienen que ser niños, jugar y dar rienda suelta a la imaginación. Cuando no se vive la niñez cuando toca se hace más adelante y entonces tiene peores consecuencias.
3. La forma más directa de matar el asombro, el deseo por el conocimiento, es el consumismo. Cuando los niños tienen de todo y lo tienen antes de poder desearlo, se le abruman los sentidos, son incapaces de sentir y vivir lo que pasa dan todo por supuesto y terminan acostumbrándose a que todo debe comportarse como ellos quieren. Empieza siendo así con las cosas y termina siéndolo también con las personas. Es muy importante mantener vivo el deseo en los niños.
4. Los niños necesitan límites y el asombro es lo que da sentido a la rutina. Ésta puede ser buena para ellos, pero no siempre lo es. Lo que da sentido a la rutina de los niños son las personas con las que hacen las cosas. Porque los pequeños triangulan entre el entorno y sus cuidadores, las personas que les quieren: padres, profesores, etcétera.
5. La belleza asombra. Los filósofos definen la belleza como la expresión visible de la verdad y la bondad. Hay que favorecer que los niños aprecien la belleza, la naturaleza, el silencio.
6.Hay que dejar un espacio para el misterio en la etapa de Educación Infantil en el sistema educativo. El misterio es una puerta para el conocimiento que cruzamos gracias a la fuerza de la curiosidad. Es algo que puede entenderse pero que no se llega a abarcar del todo y los niños tienen una gran afinidad con el misterio.
Aprender jugando
David Cuadrado es el fundador de la firma Viventia, especializada en programas de formación y desarrollo en empresas a través de metodologías experienciales y vivenciales. En su ponencia Coaching para padres que quieren ser coachers de sus hijos, destacó la importancia de que los progenitores se paren a pensar y a decidir, primero, cuáles son las competencias y actitudes que quieren fomentaren sus hijos.
Después, a través de los juegos, podrán contribuir a desarrollar esas competencias, como el trabajo en equipo o la cooperación. Cuadrado recomienda elegir jugar con ellos, reflexionar después conjuntamente con ellos sobre los resultados y su traslado a otro tipo de situaciones. Y hacerlo de forma sistemática: por hacerlo dos o tres veces no se adquieren esos hábitos.
También participaron en la jornada Enrique Sánchez de León, director general de la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD), que habló sobre cómo Conectar el mundo de la empresa con la educación. El psicólogo forense y profesor universitario Javier Urra, en una charla titulada ¿Por qué es importante que los padres y madres lo hagamos bien?
Antonio Tobalina, técnico del Samur que desarrolla programas en los colegios para prevenir de los peligros que pueden encontrarse en la noche como el consumo de alcohol, habló sobre Educar en la noche. Nunca es demasiado pronto ni demasiado tarde. El director de orquesta Íñigo Pirfano, que pronunció la conferencia La resonancia: el mejor aliado. Y el biólogo Fernando Botella, quien habló sobre Enseñarles que la vida es chula, es mágica.
Muchas Gracias, ha sido muy intereante
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